11.30De la noche, Pza. de Santa Ana. Somos un grupo de cinco personas. Nos dirigimos en busca de un buen ambiente para comenzar la noche. Vemos una larga cola de personas ¿que ocurre? Cuando preguntamos al ultimo de la fila nos responde, ¿no lo conocéis? Es un clásico de Madrid. ¡Es el bar Hawaiano!. Tras debatir si vamos a hacer la cola, si merece la pena esperar la decisión al fin es unánime ¡nos quedamos!. Tras treinta minutos de espera conseguimos entrar. El camarero nos dispone en una pequeña mesa y acto seguido, para nuestra sorpresa, nos coloca unos collares hawaianos que dan comienzo a la fiesta. Para empezar la noche un gran plato de aperitivos, las mesas colindantes a la nuestra también tienen el mismo aspecto y sus anfitriones están predispuestos a pasarlo bien como si de un luau hawaiano se tratara.
Nos disponemos a comer todos los aperitivos, snacks salados, chucherías, sándwiches...por supuesto a nadie le falta el correspondiente cóctel. Los hay para compartir con la pareja, para compartir entre varios, para uno mismo, infinidad de nombres desconocidos asaltan al cliente en una carta de estética muy cuidada. Sin darnos cuenta estamos pasada la media noche y compartimos la fiesta con el resto de comensales del bar. Hemos conocido a un grupo de chicos y chicas turistas de Londres que conocían de antemano este local y no querían pasar por Madrid sin visitarlo.
Los volcanes, bebida típica de este sitio, llenan las mesas. Con sus características pajitas tamaño XXL la alegría comienza a apoderarse del local, los cócteles humeantes (efectos especiales a cargo de la casa) se vacían a cada rato a la vez que la sala se va llenando de más y más gente.
Un amigo me comenta: menos mal que decidimos entrar, me esta encantando este sitio, volvamos mañana.
Pero ya son las dos de la madrugada y varios amigos tienen la necesidad de bailar y a pesar de que el hawaiano es un gran sitio, no dispone de lugar de baile. Asique sintiéndolo mucho, con nuestros collares al cuello, nos tenemos que ir. Suerte que la Pza. Santa Ana, esta situada en uno de los lugares con mas marcha de Madrid, por lo que solo tenemos que salir y dejarnos guiar por las invitaciones de los animadores de los locales. Por lo menos podemos decir que hemos probado algo nuevo y alternativo para la degustación de comida y bebida en la capital.
Nos disponemos a comer todos los aperitivos, snacks salados, chucherías, sándwiches...por supuesto a nadie le falta el correspondiente cóctel. Los hay para compartir con la pareja, para compartir entre varios, para uno mismo, infinidad de nombres desconocidos asaltan al cliente en una carta de estética muy cuidada. Sin darnos cuenta estamos pasada la media noche y compartimos la fiesta con el resto de comensales del bar. Hemos conocido a un grupo de chicos y chicas turistas de Londres que conocían de antemano este local y no querían pasar por Madrid sin visitarlo.
Los volcanes, bebida típica de este sitio, llenan las mesas. Con sus características pajitas tamaño XXL la alegría comienza a apoderarse del local, los cócteles humeantes (efectos especiales a cargo de la casa) se vacían a cada rato a la vez que la sala se va llenando de más y más gente.
Un amigo me comenta: menos mal que decidimos entrar, me esta encantando este sitio, volvamos mañana.
Pero ya son las dos de la madrugada y varios amigos tienen la necesidad de bailar y a pesar de que el hawaiano es un gran sitio, no dispone de lugar de baile. Asique sintiéndolo mucho, con nuestros collares al cuello, nos tenemos que ir. Suerte que la Pza. Santa Ana, esta situada en uno de los lugares con mas marcha de Madrid, por lo que solo tenemos que salir y dejarnos guiar por las invitaciones de los animadores de los locales. Por lo menos podemos decir que hemos probado algo nuevo y alternativo para la degustación de comida y bebida en la capital.
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